martes, 23 de diciembre de 2008

¿Los Simpsons o La abeja Maya?


El domingo, en el periódico ecuatoriano El Universo, se publicó un artículo escrito por Enrique Rojas titulado "¿Los Simpson o La Abeja Maya?". En él, su autor diserta acerca de la cuestión del por qué del éxito de la serie y su conveniencia de ser vista por toda la familia.

A continuación, transcribimos el texto:

¿Los Simpson o La Abeja Maya?

“Si ustedes no ven Los Simpson, no importa, estoy seguro de que sus hijos los ven; y si no los ven es que son gays, y eso tampoco es un problema”. Esta es una cita textual de una conferencia dictada por Mike Reiss, uno de los 23 guionistas de la serie, en una universidad chilena, y refleja de alguna manera lo que es la serie animada: irreverencia, confrontación, pero al final con un matiz de humor que le permite desentenderse de los juicios que emite. Es decir, no se sabe hasta dónde es chiste y hasta dónde hay una denuncia.


Y ahí está su éxito. En el minuto en que se encierra en una propuesta ideológica o algún tipo de agenda, pierde toda la libertad y flexibilidad que le han permitido reírse de todo: partidos políticos, países, sexualidad, personajes públicos y cualquier cosa que pareciera estar establecida en nuestra cultura.

Esta desfachatez le ha valido innumerables censuras y críticas vinculadas a los valores. Se los culpa de crear problemas con el respeto a la autoridad, introducir una idea de contracultura que rechaza la cultura local, moldear modelos de identidad negativos, promover la violencia, irrespetar creencias religiosas, apoyar la homosexualidad, y otras tantas.

Aquí viene un buen punto: uno pensaría que es un dibujo animado para adultos y que las emisoras locales lo pautan irresponsablemente en horario familiar, pero luego se descubre que los autores están muy conscientes de cuál es su público. Matt Groening, su creador, dijo: “Adoro incluir bromas que los chicos no captan. Después crecen, leen unos cuantos libros, van a la universidad, se reencuentran con esos episodios y pueden verlos a un nivel completamente distinto”.

Por otro lado, el escritor Reiss, con su ácido humor acotó: “Cuando mostramos chistes de abuelos no ofendemos a ningún espectador, porque ningún abuelo nos ve, por eso nuestro rating sube y sube, porque los que no nos ven se están muriendo”. Ellos indican que gran parte del éxito se debe a que el show se trata de una familia en la que, pase lo que pase, terminan juntos, porque se quieren y se protegen.

Ahora, ¿qué viene entonces? ¿Hay que revisar el criterio para pautar el programa o el criterio para educar, para enseñar a niños y jóvenes a ver televisión?

El programa es un espejo crítico para vernos como sociedad de masas, como consumistas desenfrenados, entre otras cosas. Creo que el éxito de esta serie es que vemos nuestras frustraciones, nuestras preocupaciones, nuestros problemas y podemos reírnos de ellos, y no hay nada más sano que eso.

La asociación de las imágenes, la interpretación, va a estar condicionada por el individuo y su manera de significar. En eso interviene la educación.

Si un padre decide que sus hijos no vean Los Simpson, vea el dibujo animado que dan en el otro canal, se topará con todos los tipos de violencias explícitas, físicas y psicológicas. Es lo que hay. Como dije antes, el único camino es el enseñar a ver, porque si seguimos al pie de la letra todas las denuncias de los enemigos de Los Simpson, terminaremos viendo solo a la La abejita Maya en TV, y ya se discutiría sobre la orientación sexual de Willy.

1 comentario:

Kluivert dijo...

¡Groso Mike Reiss! Cómo tira metal. Lo de los abuelos es mortal, en todo sentido (?)